Todo aquel que haya volado unas cuantas veces, se habrá dado cuenta que cuando uno se sienta, se abrocha el cinturón y empieza a sentir los movimientos del avión, desde el mismo momento en el que el aparato comienza a rodar y hasta que finaliza el vuelo y abandona aquel vehículo, ha estado en un lugar con ciertas particularidades; espacio confinado, lugar reducido y compartido con hasta otras 350 o 400 personas más (según el modelo de avión) que respiran todos a la vez, sonoridad ambiental, climatización y atmósfera con bajo nivel de humedad, común para todo ese reducido espacio.

En definitiva, estamos atrapados (más o menos) en un cilindro de metal, desplazándonos a grandes velocidades, a grandes alturas, en un entorno hostil con baja concentración de oxígeno y muy baja temperatura exterior.

Todo ello gracias al progreso tecnológico, ese mismo progreso tecnológico es el que nos mantiene vivos de principio a fin del vuelo, bueno, la pericia de los pilotos y la amabilidad del personal de cabina también contribuyen a ello en buena medida.

Una vez metidos en situación, imaginamos que un pasajero está en pleno proceso gripal, tose, estornuda, se levanta de su asiento y va al aseo, vuelve a su asiento, se desplaza en ese corto camino sujetándose a los cabezales de los asientos, ahora tose, vuelve a estornudar…

Pues bien, una semana después, todo aquel que se encontrara cerca de este pasajero durante el vuelo, expuesto a su tos y sus estornudos, probablemente desarrollará esa gripe, además, el virus de la gripe se transmite por el aire, por lo que y gracias a la ventilación de la cabina del avión, se habrá desplazado hasta los lugares más insospechados, contagiando así a buen número de las personas que viajaban en ese vuelo.

Por fortuna, el virus del ébola no se transmite por el aire (eso nos han contado los especialistas y eso creemos a pies juntillas), se transmite por fluidos corporales, además, para ser altamente contagioso, la persona infectada, debe encontrarse en un estado de desarrollo de la enfermedad muy avanzado, tal que seguramente no le permitiría trasladarse con normalidad a un aeropuerto y tomar un vuelo.

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Este razonamiento, nos hace confiar y no temer un eventual contagio, pero no por difícil es imposible, más aún cuando las zonas geográficas de procedencia de los vuelos de riesgo no son las más desarrolladas del mundo y por tanto, controles, accesos y monitorización de pasajeros no nos pueden dar un índice de confianza absoluto, o dicho de otro modo, existe el riesgo, riesgo real de expansión del virus.

Es cierto que se dice que el contagio es a través de fluidos corporales, pero más que el contagio, la salida del virus de la persona infectada, a partir de ahí, el virus puede vivir varios días en esa gota de fluido corporal, depositada sobre la camisa de un pasajero que se encontraba en el radio de proyección de la persona infectada, a partir de ese momento, aquella persona que se roce o contacte con esa gota, simplemente se contaminará, cosa distinta es que si esa gota no llega a contactar con ningún fluido corporal, pasados unos días, el virus muera y sin saberlo la persona contaminada, la suerte que ha tenido. ¿Es invencible el virus del ébola? pues no, lo que ocurre es que las bajas temperaturas no le afectan, y someter a nuestro pasajero contaminado a 60º C durante 60 minutos o 100ºC durante 5 minutos no parece buena solución a pesar de ser dos de las formas de acabar con el virus, otro método sería rociar a la persona con lejía de alta concentración (la doméstica es de baja concentración), pero tampoco sería adecuado para la salud del pasajero contaminado, al menos a corto plazo (afectando al tracto respiratorio), como tampoco sería inocuo utilizar otros métodos letales para el virus tales como radiación ultravioleta o gamma.

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De esto, que cada uno saque sus conclusiones, con este simple ejemplo se aprecia que un eventual contagio es posible, en mínima la probabilidad, pero posible.

Las autoridades aeronáuticas, debidamente asesoradas y a través de sus órganos correspondientes, son las que deben pautar la aplicación de las medidas preventivas y correctoras para que la detección y aislamiento de personas afectadas por el ébola no suponga la paralización de los movimientos aéreos de un aeropuerto.

Es evidente que no se pueden aplicar las mismas normas en un vuelo comercial que en uno de traslado de afectados por el virus, en las cadenas de televisión hemos visto algunas de las medidas que se toman en los aviones militares utilizados en aeroevacuaciones, hay otras que no han trascendido pero que la lógica del método aplicado hace que se lleven a cabo. Forma parte importante de la protección la descontaminación y el tratamiento de los residuos.

Las aeronaves que se utilizan en España para las aeroevacuaciones, no son de uso exclusivo para tales misiones, es más, el A310 perteneciente al 45º Grupo del Ejército del Aire, es más habitual viéndolo realizar traslados de personal perteneciente al Gobierno o Casa Real, del mismo modo, el C-130 Hércules del Ala 31 que se ha utilizado también para traslado de infectado por ébola, a diario se utiliza en otras misiones y no han quedado paralizados tras dichos traslados.

En estos casos se han protegido adecuadamente los interiores de las aeronaves para así evitar su contaminación y el personal participante ha aplicado procedimientos de descontaminación y control para evitar contagios accidentales. Procedimientos que han sido llevados con éxito pues ninguno se ha visto afectado por el virus del ébola.

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Airbus A310 del 45 Grupo de Ejército del Aire medicalizado y con todas las medidas de seguridad pertinentes.

En nuestro país, a nivel de las fuerzas armadas, existen los medios para protegerse en estas situaciones, similares a las ocasionadas por ataques biológicos, se ponen en práctica los procedimientos y se forma al personal, a nivel civil, no es habitual tener esta preparación, formar personal hospitalario no es difícil pero no es cosa instantánea, prepararse para trabajar en condiciones tan duras no es asumible por cualquiera, requiere una preparación previa tanto física como psíquica. Un cursillo acelerado no es buena solución, casi con toda seguridad, seguirá siendo la Unidad Médica de Aeroevacuación del Ejército del Aire la que seguirá transportando hasta territorio nacional a los españoles contagiados, otra cosa será la protección del personal civil que traslade a los afectados hasta el centro hospitalario correspondiente y a su vez, la formación y protección del personal sanitario que los atienda.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado el brote de ébola como emergencia de salud pública internacional, por tanto es algo que atañe a todos los países y que con los medios y recursos adecuados se puede frenar en los países de origen. Nadie quisiera ver en las noticias diarias que en tal vuelo procedente de tal país, se ha descubierto que han volado varios pasajeros infectados y que se ha propagado el virus de un modo descontrolado.


Mientras tanto y en lo que no suceda…..felices vuelos

Vuelo Madrid — Barcelona